sábado, 14 de agosto de 2021

EL TEMPLO DE EROS



A mí no me gusta la poesía. Sí, ya sé que no es la mejor manera de empezar el prólogo de un libro de poesías. Ni en mis etapas de adolescente enamorada, donde es fácil derramar las lágrimas del desamor entre rimas y sonetos, he sentido la necesidad de leer poesías.
Las de antes me ahogaban por su encarcelada métrica, y las de ahora me cuesta reconocerlas por todo lo contrario.
¿He dicho que no me gusta la poesía? Pues…no es cierto. Me gusta, me entusiasma, y me descubro, ante la poesía de José Luis Posa.
Si José Luis fuera un autor operístico lo enmarcaríamos dentro del más puro estilo verista. Su obra es apasionada y visceral. Sabe jugar con auténtica maestría con los sentimientos. Domina las palabras y las hace bailar, en dulces y sensuales minuetos, o en desgarradores tangos barriobajeros.
La poesía de José Luis Posa va directamente a las venas, atravesando el cuerpo y despertando cada una de nuestras células.
El Templo de Eros es un libro para saborearlo. Para leerlo con calma: “A poquitos”.
Los maravillosos poemas que, cual verdaderas divas, se pasean en todo su esplendor por sus páginas, consiguen que el lector abra las puertas de sus más íntimos secretos, y se vea identificado desde la más etérea melancolía, hasta lo deseos más irrefrenables.
La literatura erótica es, sin duda alguna, uno de los géneros más delicados y difíciles. La línea por donde camina es extremadamente fina y es muy fácil caer en la trampa de la cursilería o de la ordinariez.
El arte de la pluma de José Luis Posa consigue pasearse por ella con seguridad, despertando todos esos sentimientos humanos y animales que cada uno de nosotros llevamos dentro, a veces escondidos bajo falsas sábanas de puritanismo.
Gracias José Luis; gracias amigo, por este nuevo regalo.

 ALICIA LAKATOS

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